Me encanta viajar y como muchos viajeros evito los lugares muy «turísticos». Aquellos que reciben miles de visitantes, donde es difícil tomarse la típica foto solo o sola frente al monumento, paisaje, etc. Allí, donde generalmente todo es más caro: hoteles, restaurantes, transporte y con entrada al famoso atractivo turístico, que suele costar mucho más que el promedio . Preferimos evitarlo, pero varias veces terminamos visitándolo y luego nos escapamos fuera de la «ruta turística», «off the beaten track» como se dice en inglés y como lo promocionan las guías tipo Lonely Planet.
¿Por qué? ¿Qué tienen los lugares turísticos que nos disgusta? ¿No es bueno que crezca el turismo en ese lugar?
En mi último viaje a Calafate para ver el Perito Moreno, uno de los lugares turísticos más famosos de Argentina, estuve pocas horas frente al imponente glaciar. Como realicé la navegación de la cara sur, me quedaron dos horas y media para recorrer las pasarelas con vista a la cara norte. Tal vez para muchas personas es tiempo suficiente, pero mi ritmo es lento. Me gusta quedarme en cada mirador, contemplar, tomar fotos, sentarme y tomar una bebida caliente. Esta vez dejé el café y el sandwich para el final porque no me alcanzó el tiempo. Felizmente fui en temporada baja y no me encontré con las 2500 personas promedio que entran por día en el verano. ¡Ya me imagino tratando de encontrar un sitio libre en las pasarelas! En fin… disfruté la excursión al glaciar pero los siguientes días en el Chaltén fueron mucho mejores.
El Chaltén también es un lugar turístico, pero menos frecuentado que Calafate y Perito Moreno, pues aquí vienen las personas que les gusta el trekking, la escalada y otros deportes de montaña. Además fui en invierno, cuando casi nadie va. La mayoría de hoteles y restaurantes están cerrados. Pasé dos días con mi padre caminando por el Parque Nacional Los Glaciares, tuve tiempo para tomar fotos, disfrutar un picnic sobre la nieve, conversar con la gente, contemplar, etc. Me sorprendió que no tuvimos que pagar entrada al parque como en Perito Moreno. Es el mismo parque, pero solo se paga en la zona más turística. Una de las experiencias más gratas fue conversar con Leo, chaltenense, quien nos contó un poco sobre la historia de su pueblo y a su vez nosotros también le contamos un poco del Perú.
En resumen, sentí que mi visita a Perito Moreno fue rápida y bonita, pero que la experimenté desde una vitrina, de pasada. En cambio sentí que viví el Chaltén, no solo la admiré por fuera, sino que me sentí parte del lugar.
Sin embargo el Calafate recibe más visitantes por su cercanía al glaciar. Entonces si crece el turismo, crecimiento que generalmente se asocia al aumento de turistas, ¿es más complicado disfrutar y conocer realmente el destino? Sé que la actividad turística afecta en varios aspectos: económicos, ambientales y sociales; pero en este caso quiero centrarme en la experiencia de viaje.
Parece inevitable que el crecimiento del turismo conlleva al aumento del presupuesto para visitarlo y por lo tanto se vuelve más exclusivo, aumento de visitantes y de pronto nos vemos rodeados de una multitud, todos buscando un espacio para tomar la foto. Si todo ello implica una mejora de la calidad de vida de la gente en el destino y la conservación del atractivo, entonces creo que valdría la pena. Pero hasta el momento no conozco un caso así, ¿conocen alguno?
¿Será inevitable o tal vez necesitamos cambiar la forma en que viajamos, o la forma cómo concebimos el turismo?
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En verdad es algo para pensarlo muy pero muy bien. Linda experiencia, nosotras estamos alistando el recorrido en Buenos Aires, Mendoza y Bariloche!!!!